Si o si, Atlético Nacional tenía que hacer dos goles en Uruguay para seguir con vida en la Libertadores, pero para conseguirlo debía superar una doble línea de cuatro de los locales, que paraba a todos sus hombre detrás de la posición de la pelota y dejaba solitario a Matías Alonso de mitad de cancha para adelante, para que peleara con los defensores rivales.
El juego que planteó Juan Carlos Osorio era de paciencia. El partido era carente de ritmo y los colombianos aplicaban el toque a lo ancho del terreno para abrir los espacios, pero la defensa rival se mantenía bien parada y sacaba el pelotazo para su delantero, quien consiguió varias faltas cerca del área que terminaron en centros riesgosos.
La estrategia del ‘Verde’ paisa daba resultados por pasajes de la contienda, especialmente en dos momentos, un desborde de Juan David Valencia que resolvió el arquero, y la más importante de la primera parte, una jugada colectiva, bien elaborada, que finalizó erróneamente John Valoy sobre el punto del penalti.
Nacional tenía más la pelota que Defensor, pero le costaba la elaboración de las jugadas de ataque y la sincronización de los volantes centrales, con los extremos, era interrumpida constantemente por la defensa local.
Los antioqueños intentaron cambiar su fútbol con el ingreso de dos de sus delanteros, pero nuevamente la dinámica no era constante y nunca pudo atravesar la defensa con balón al piso. La ilusión de clasificar se esfumaba, los minutos pasaban y Atlético Nacional no encontraba el camino, no parecía ser su mejor noche.
El rival también movió sus fichas, al igual que en Medellín el ingreso de Nicolás Olivera le dio otra intensión al equipo uruguayo que buscaba más el campo contrario. Pero por más que Defensor utilizaba el contragolpe nunca se desordenó en el fondo.
El ‘Verde’ paisa no podía, sus volantes no tuvieron la mejor noche y parecía más cercano el gol de los locales que el descuento de los locales.
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